Crítica - Maze Runner: Correr o Morir


The Maze Runner
Dir. Wes Ball

por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToro

En un oscuro y ruidoso elevador despierta Thomas (Dylan O'Brien), quien no recuerda quién es y mucho menos cómo llegó ahí. En la superficie lo espera una verdad sorprendente; una civilización conformada por adolescentes, rodeados por un gigante laberinto movible. Sin saber nada más que su nombre, Thomas decide aventurarse junto a los pobladores del lugar para poder encontrar una salida, eso esquivando las trabas que un grupo de habitantes le ponen al nuevo "mesías" del lugar y unas feroces criaturas mecánicas, llamadas Penitentes.

En una época donde todas las películas basadas en libros para jóvenes, también llamados Young Adult Books, parecen querer seguir el molde de la saga de Crepúsculo (Twilight de Stephanie Meyer en libro y de cuatro directores en cine), es reconfortante encontrarse con una apuesta como Maze Runner: Correr o Morir (The Maze Runner, 2014), una interesante cinta hollywoodense como pocas.

En la historia James Dashner, con breves destellos de El Señor de las Moscas, The Cabin in the Woods y The Hunger Games, explora un futuro lejano y poco probable, pero con matices psicológicos y sociales muy atractivos. El hecho de enfrentar a jóvenes a sobrevivir ante eventos que no deberían de enfrentar, principalmente por su edad, en un ambiente desconocido, aporta la energía suficiente para mantener la trama por más de 110 minutos o 398 páginas.

Una de las principales ventajas de la película es su adaptación, realizada por los guionistas Noah Oppenheim, Grant Pierce Myers y T.S. Nowlin. En esta versión ultra condensada del best seller, se rescata la esencia de la historia y mantiene a todos sus personajes y situaciones principales. Sin embargo, para lograr que el producto funcione correctamente, se desechan subtramas que bien pueden causar molestia entre quienes leyeron el libro. (La relación entre Thomas y Teresa, como funcionan los Mapas, cosas así).

El director, Wes Ball, controla bien durante toda la película a todos los elementos que tiene a su disposición, la intriga y la acción se mezclan en inteligentes secuencias enmarcadas por la buena fotografía de Enrique Chediak (127 Horas, Exterminio 2), el fantástico diseño de arte, a cargo de Douglas Cumming (Soy el Número Cuatro) y la edición de sonido que el filme posee, mención especial en ese tenor a las escenas del elevador y el laberinto.

El reparto es otro de los puntos a favor que tiene la cinta. Cada uno de los personajes goza de una identidad desde el momento que se presentan y obtienen notoriedad mientras se desarrolla la acción. Dylan O'Brien (la serie Teen Wolf de MTV), logra sostener el protagonismo de la película como un muchacho con más incógnitas que respuestas y encuentra en Thomas Brodie-Sangster, Blake Cooper y Ki Hong Lee a sus fieles compañeros. Will Poulter, a quien vimos como un tarado en We're the Millers, interpreta al villano insider con buenos resultados, todo lo contrario a la breve y casi sin importancia participación de la gris Kaya Scodelario, a quién le queda grande un papel en sustancia sencillo pero con gran relevancia en la trama.

En los últimos seis minutos de la película, superiores a los de cualquier final de Twilight y de todas esas franquicias (Cazadores de Sombras, Hermosas Criaturas, Divergente) que con el paso del tiempo han ido saliendo, Ball logra encadenarnos a las siguientes dos cintas (por lo menos) de la saga. Cuando los créditos inician, el espectador está igual de atrapado en la historia de Maze Runner, que sus protagonistas; cosa que no cualquiera logra. Ahora solo queda esperar a la segunda parte (Maze Runner: Prueba de Fuego) de esta nueva serie fílmica, cuyo pronóstico parece ser muy favorecedor.

***

The Maze Runner
Estados Unidos, 2014
Dir. Wes Ball
con Dylan O'Brien, Thomas Brodie, Kaya Scodelario, Will Poulter, Blake Cooper
Duración: 110 minutos
Distribuye: 20th Century Fox México

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