Crítica - Creed: Corazón de Campeón


Creed
Dir. Ryan Coogler

por Andrés Olascoaga | @AndresOlasToro

Quizá a algunos les sorprenda, seguramente a muchos más en el lejano 1977, pero hubo una película sobre un boxeador italiano que ganó los dos premios Oscar más importantes en el año. Triunfando como Mejor Película y Mejor Director ante Todos los Hombres del Presidente, Taxi Driver y Network, este ahora clásico del cine llamado Rocky había convencido a todos en la Academa gracias a su sinceridad y su emocionante historia. No es de extrañar que el negocio del cine americano haya estirado hasta una séptima entrega aquel relato de superación personal, lo curioso es que esta, ahora titulada Creed: Corazón de Campeón (Creed, 2015) resulte ser la cinta más brillante y cautivadora de la saga a pesar de no centrarse del todo en el Italian Stallion.

Hay cosas que se llevan en la sangre y Adonis Johnson (Michael B. Jordan) tiene el talento de su padre, el campeón de los pesos pesados Apollo Creed, aunque nunca lo haya conocido personalmente. Después de ser recogido de un reformatorio juvenil y criado con las mejores atenciones por la viuda del campeón (Phylicia Rashad), Adonis decide enfrentar su destino y dedicarse al boxeo, para lo que necesitará la ayuda y guía de Rocky Balboa (Sylvester Stallone), antiguo rival y amigo de su padre.

Escrita y dirigida por Ryan Coogler, el egregio realizador de Fruitvale Station y a quién las ofertas para dirigir múltiples proyectos no tardan en llegarle, Creed: Corazón de Campeón funciona tanto como una revisión al clásico de 1976 o como una adhesión canónica a la franquicia de Rocky Balboa pues el seguimiento de una fórmula (el camino del héroe diría Joseph Campbell) garantiza su funcionamiento si este está bien ejecutado. Afortunadamente la cinta no se limita a ser una simple película de género, es un apasionante retrato sobre el boxeo y sus componentes humanos, esas fortalecidas figuras que luchan entre ellos en un ring y contra todo lo que los afecta fuera de el.

Tomando como personaje principal a Adonis, hijo bastardo de un héroe local, Coogler no sólo retrata el camino de un underdog hacía un gran enfrentamiento donde el prestigio y la gloria están en juego, sino un inteligente retrato épico de alguien en busca de su identidad. Contrario al Rocky de los setentas, el pequeño Creed sale de un ambiente acomodado para buscar lo que él quiere, seguir los pasos de su alejado padre sin tener que tomar su nombre y por ende su fama, en su pesado trayecto conocerá a su coach, otro viejo héroe local y entablará una necesaria relación padre-hijo. Parece ser que todas las piezas están a disposición de un práctico dramatismo que dota de profundidad al filme, pero cuando Rocky tiene que luchar contra algo más grande y mortífero que Ivan Drago, la trama toma otro camino potente, el del resurgimiento.

No es de extrañar que uno de los motores de Creed, el chico protagonista y la película en sí, sea el reencuentro con el viejo Rocky. Coogler es un reconocido fan de la saga y ha admitido que el filme original funcionó como el vínculo entre su padre y él en momentos difíciles, quizá de ese encuentro personal surja la calidez de la historia. Claro que Creed no es sólo una película con sentimientos, la acción también es cautivadora. Sorpresivamente, el filme presenta poderosos planos secuencia en la lona, peleas perfectamente coreografiadas, una envidiable fotografía de Maryse Alberti (que ya había capturado la fuerza del deporte en The Wrestler) y una serie de guiños y homenajes a la serie. Hay corazón en lo que Coogler planeó, pero también lo hay en quienes escogió para protagonizar su filme.

Michael B. Jordan, viejo conocido de Coogler y protagonista de su ópera prima, realiza un sorprende trabajo como Adonis Johnson, un personaje en el que vive sus matices y además lo dota de naturalidad y carisma. El sólo empeño físico que Jordan empleó para protagonizar el filme es destacable, pero lo que hace frente a las cámaras y arriba del ring es feroz; sin embargo, Creed le pertenece a alguien y ese es Sylvester Stallone, quién aceptándose como un hombre maduro, entrega la mejor actuación de su carrera. El semental italiano (por su apodo en Rocky, no vayan a creer por otra cosa) conmueve con su tratamiento como un Rocky activo pero solitario, fuerte por su pasado pero no listo para enfrentar lo que venga, ahí es donde una vez más vemos al hombre triunfador de las seis películas anteriores, cuando después de una escena en vestidores (la que le dará el Oscar como Mejor Actor de Reparto) Stallone se levanta y lucha. Nadie podría imaginar que Rambo podría dar una actuación tan conmovedora y brillante como sucede aquí.

Improvisadamente, Sylvester Stallone agradeció durante aquella triunfal ceremonia del Oscar a todos los Rockys del mundo culminando con un tímido los amo. Casi cuarenta años después, Stallone regresará al escenario de los premios de la Academia con Creed, demostrando que en efecto, si ama a los Rockys especialmente al suyo y el mundo lo ama a él.

***+

Creed
Estados Unidos, 2015
Dir. Ryan Coogler
con Michael B. Jordan, Sylvester Stallone, Teesa Thompson, Phylicia Rashad
Duración: 132 minutos
Distribuye: Warner Bros. Pictures México

Nominada al Oscar 2016

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